Reconozco
quien soy, de donde vengo y hacía donde me dirijo.
Estoy muy seguro de que muchos lectores de mi blog, dirán que soy un delincuente aun y que solo critico al Sistema. Otros estarán de acuerdo con mi visión, no por lo que digo, sino porque saben que digo la verdad. Pero estoy claro que muchos me criticarán y me juzgarán de lo peor. Aun así, a todos les tengo noticias:
Mientras tenga vida, aquí seguiré, luchando por aquellos
que no pueden defenderse. Con mi frente en alto, pero sobre todo, con la verdad
de mi lado.
Hoy, les hablaré de algunas herramientas educativas y de
rehabilitación que tiene el Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR).
Que de hecho, clarifico que todas son reales, que sí existen. Jamás he dicho lo
contrario, ese no es mi señalamiento. Mi planteamiento es que hay 37 cárcel y
casi 12 mil confinados.
Es
cierto que hay una (1) Universidad Correccional en el (DCR), la misma está
ubicada en el Complejo Correccional de Bayamón. Pero tenemos un problema, solo
en este complejo tenemos alrededor de seis (6) instituciones penales con sobre
3,326 confinados. La capacidad máxima de dicha universidad es de 108 confinados.
¿Es buena la Universidad?, sí. ¿Es un gran
proyecto?, sí.
Solo señalo que los números no cuadran. Si
lo hubiesen llamado Centro Universitario para el Complejo Correccional de Bayamón,
tal vez haría más sentido. Pues solo
sirve a 108 confinados en Bayamón, NO a todo el sistema ni a toda la población penal.
Solo tiene cabida para 108 de casi 12 mil que componen el total de los
confinados. Esto sin mencionar los criterios y requisitos absurdos que
imposibilitan que los confinados cualifiquen para dicha Universidad.
·
Existe una alianza con algunas Universidades,
eso también es cierto. Pero el grupo de confinados que participa del privilegio
de esta llamada “alianza” no supera los 30 confinados.
Los
Talleres Artesanales no llegan a diez (10) y hay 37 cárceles en Puerto Rico.
No niego que en algunas bibliotecas, los bibliotecarios se
esfuerzan para hacer la diferencia y mantenerlas al día. Pero en su mayoría
están faltas de buenos libros para que la población se exponga a buena
literatura o al menos a libros que sean de interés para ellos y que les sirvan
para auto educarse. Que los motiven a leer. En las cárceles de Máxima Seguridad es donde más se necesitan y donde
menos bibliotecas o menos libros hay. En éstas es donde se supone están los
confinados más peligrosos. Unos con sentencias absurdas, quienes por su condena
excesiva jamás conocerán la llamada rehabilitación y muchos otros con
sentencias comunes, que en algunos años regresarán a la libre comunidad.
Cuando estos supuestos hombre y mujeres peligrosos regresen a la
libre comunidad, sin educación provocará un disloque en su rehabilitación. Para quienes nunca han estado en una celda solos
23 horas al día, es muy probable que no lo comprenda. Pero, yo que sí estuve por 10 años en una,
puedo asegurarles que cuando más vulnerables está un confinado, es cuando está
solo entre cuatro paredes. Es en ese momento, que la educación hace una
diferencia fundamental en la rehabilitación.
En su mayoría los proyectos,
talleres y/ o herramientas de rehabilitación que existen en el DCR, no impactan
a un número significativo de la población, no son consistentes ni fueron
creados de manera estratégica, basado en las necesidades reales de la población
ni en los objetivos de rehabilitación. Peor aun, ni siquiera cumplen con sus
propios objetivos y la misión de la propia agencia o con la política pública de
la administración de turno.
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